Cuando se descubrió por primera vez la tanzanita en Tanzania en 1967, la población local tenía sentimientos encontrados sobre esta nueva y preciosa gema. Por un lado, proporcionaba trabajo a muchas personas que necesitaban ingresos, pero por otro lado, existían diversas preocupaciones sobre la forma en que se extraía. En los primeros tiempos, los rumores de accidentes mineros y condiciones de trabajo peligrosas eran frecuentes en las comunidades tanzanas. Además, a la población local le preocupaba que, con la llegada de extranjeros y de empresas extranjeras que extraían minerales en la zona, la mayoría de los fondos generados se estuvieran sacando de Tanzania, en lugar de impulsar la economía tanzana.

En la actualidad, la tanzanita se extrae de forma ética, en condiciones de trabajo seguras y justas. Esta gema única genera ingresos para miles de personas y ha tenido un gran impacto en la economía de Tanzania. Gracias a las compras de tanzanita, la vida cotidiana de las personas de las comunidades locales ha mejorado significativamente. La tribu Maasai y los habitantes de las zonas circundantes de Tanzania tienen acceso a ingresos y a mejores condiciones de vida.